¡Presta atención! ¿cuántas veces no has escuchado esa frase?

Seguro que muchas veces, pero déjame hacerte una pregunta… ¿Qué tanta atención pones a la manera como te lavas los dientes, te duchas, te vistes o como haces tu café por la mañana, etc?

Te pregunto esto porque la mayoría de nosotros hemos interiorizado estas acciones de tal manera que no requieren de nuestra atención consciente para que las realicemos sin equivocarnos. 

Es por esto que decimos que las acciones rutinarias que hacemos en nuestra vida diaria son casi siempre automáticas.

Ahora bien, durante el día hay situaciones que exigen de nosotros la habilidad de regular nuestros actos, de medir nuestras palabras o de no engancharnos a las emociones. 

Es gracias a esta habilidad que podemos responder de manera eficaz a esas situaciones importantes que afrontamos en nuestro trabajo, con la familia o con nuestros amigos.

Pero te has preguntado alguna vez ¿qué capacidad mental nos ayuda a evitar reaccionar de manera automática o impulsiva? ¿Qué proceso cerebral es el que nos permite detectar el momento en el que surgen esos impulsos para ser capaz de evitar palabras o reacciones que no son las adecuadas?

Puedo intuir que no, porque normalmente no nos detenemos a pensar qué es lo que nos ayuda a tener tal o cual habilidad

Sin embargo, creo que es importante que comencemos a tener claridad de cómo funciona nuestra mente porque solo así sabremos cómo mejorar nuestras capacidades y las de nuestros niños.

Entonces continuemos obteniendo esa claridad…

La respuesta a la pregunta de ¿qué habilidad mental es la que nos ayuda a controlar nuestros impulsos, nuestras actitudes, nuestras palabras y nuestras emociones? Es muy sencilla… Esa habilidad se llama ATENCIÓN.

Si la atención… Una habilidad que todos creemos que conocemos muy bien, porque siempre la hemos escuchado. 

Las frases de “Presta atención”, “te estoy poniendo atención”, “concéntrate y estate atento”, te suenan muy familiares porque cada día te las repites cuando vas a trabajar, o porque se las dices a tus hijos y/o estudiantes.

Pero puedo asegurarte que si te pregunto para qué nos sirve la atención, no sabrías decir con claridad todas las habilidades mentales que dependen de ella. 

Y eso te lo puedo asegurar, porque hasta hace relativamente poco tiempo, los científicos tampoco teníamos claridad sobre esto.

Ahora, gracias a estudiar el cerebro, sabemos que la atención es un proceso mental que está directamente relacionado con la habilidad de regular todo cuando experimentamos, sentimos y pensamos (Rueda, Posner y Rothbart, 2005). 

Los avances en los estudios científicos del cerebro nos han permitido descubrir que las áreas cerebrales encargadas de la atención, también están implicadas en el control de las emociones negativas, detener nuestros impulsos y regular nuestros pensamientos.

 Ahora bien, la atención no es un solo proceso. La atención es una habilidad que depende de tres “redes neuronales” que están asociadas a áreas cerebrales específicas para cada una. Estas redes son necesarias para que podamos mantener estados de vigilancia o estar atentos (Red de alerta), para poder dirigir nuestra atención para seleccionar aquello que queremos procesar (Red de orientación) para finalmente poder regular y/o controlar nuestros pensamientos, acciones y emociones (Red de atención ejecutiva) (Ver imagen).  

Desarrollo de la atención y su relación con el desarrollo cerebro

Ahora te hago otra pregunta, ¿Sabes por qué es tan importante entender que la atención depende de la activación de diferentes áreas cerebrales?
La razón es muy simple:

Comprender mejor la habilidad de la atención y conocer el desarrollo del cerebro nos ayuda a entender más fácilmente por qué los niños tienen tanta dificultad a la hora de controlar su conducta y regular sus emociones de una forma eficaz.

Por ejemplo, gracias a los estudios en este campo, hemos podido entender que las distintas habilidades asociadas a la atención se desarrollan a un ritmo diferente durante la niñez. 

Durante los primeros meses de vida, los bebés desarrollan gradualmente la capacidad de mantenerse en estado de vigilia por periodos prolongados de tiempo.

Más adelante, a partir de los 10 a 12 meses comienzan a desarrollar la capacidad de dirigir su atención de forma voluntaria, es decir, que empiezan a ser capaces de orientar su atención aunque esta capacidad sea aún muy básica y se continuará desarrollando a lo largo de la niñez.

Finalmente, la capacidad de controlar sus reacciones, emociones y pensamientos no comienza a desarrollarse sino hasta los 3-4 años y todo padre y maestro ha podido observar que durante los años preescolares, esta capacidad «pega un estirón» y se hace mucho más sólida entre los 5 y los 6 años. ç

Sin embargo, su desarrollo no termina ahí sino que continúa y termina de madurar más o menos entre los ¡15 y 18 años! 

¿A qué conociendo este dato se hace más fácil comprender a los niños y entender por qué es que no pueden controlar sus reacciones? (en siguientes artículos hablaremos más a fondo del desarrollo de esta habilidad).

La influencia de la atención es muy potente por que impacta todos los aspectos de nuestra vida. 

Varios estudios sugieren que los niños con mejor atención tienden a tener mejor rendimiento en el colegio y también una mejor adaptación social y emocional en el aula (Blair y Razza, 2007). 

En otro estudio, que realizamos en nuestro laboratorio, Checa y Rueda (2011) muestran cómo el funcionamiento del cerebro relacionado a la red de atención ejecutiva predice las puntuaciones de matemáticas más de lo que las predicen algunos test de inteligencia.

¡Imagina! la atención tiene más influencia en las matemáticas que lo que tradicionalmente se ha concebido como inteligencia (No te preocupes, también explicaremos por qué esto es así en otro artículo de este blog 😉 )

Estos son dos estudios, de cientos que nos enseñan que la atención es una capacidad fundamental para distintas habilidades que necesitamos en el día a día

Y este es uno de los grandes aportes que ha hecho la neurociencia del desarrollo al entendimiento de la atención, de los procesos que la conforman, de su dinámica en nuestra mente y también de qué aspectos de nuestra vida se ven influenciados por esta capacidad.

Para concluir, y a manera de resumen, es importante entender la atención como esa habilidad mental fundamental para nuestra vida. 

Es gracias a la atención que podemos regular las emociones, las conductas y los pensamientos, de manera que podamos tener más éxito y satisfacción en nuestra vida personal, en nuestro trabajo o en el colegio.

Por eso, entrenemos nuestra atención y la de nuestros niños.

Si estás interesado en las referencias científicas…

Blair, C., & Razza, R. P. (2007). Relating effortful control, executive function, and false belief understanding to emerging math and literacy ability in kindergarten. Child Development, 78(2), 647–63. doi:10.1111/j.1467-8624.2007.01019.x
Checa, P., & Rueda, M. R. (2011). Behavioral and brain measures of executive attention and school competence in late childhood. Developmental Neuropsychology, 36(8), 1018–32. doi:10.1080/87565641.2011.591857
Rueda, M. R., Posner, M. I., & Rothbart, M. K. (2005). The development of executive attention: contributions to the emergence of self-regulation. Developmental Neuropsychology, 28(2), 573–94. doi:10.1207/s15326942dn2802_2

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