¿Qué hacemos con nuestra mente en el mindfulness?

 

Vale, ahora ya hemos hablado mucho de los aspectos básicos del mindfulness, entremos a lo jugoso. ¿Qué hacemos con nuestra mente? Mucha gente me dice, es que no me puedo concentrar y por eso no hago meditación.
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Y este es un entendimiento erróneo de lo que es la práctica del mindfulness. Por eso en este video te hablo un poco más acerca de qué es lo que hacemos con nuestra mente mientras practicamos.
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Recuerda, en los momentos difíciles nuestra mente TIENE QUE SER NUESTRA ALIADA, no nuestra enemiga.
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Aquí tienes el vídeo para la práctica corta de mindfulness en el sonido.
https://www.youtube.com/watch?v=xDX9TY8nmlg&t=1s
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Resumen del vídeo

Llevamos ya unas semanas confinados. Estamos viviendo unos tiempos difíciles, especialmente a nivel psicológico. La gente bromeaba cuando hace unas poco se planteaba la idea de pasar semanas enteras encerrado en nuestra propia casa. La realidad ha superado a la ficción.

Para sobrellevar estos tiempos difíciles, el mindfulness es una práctica que nos ayudará, no solo a sobrellevar esta situación, sino a sacar un aprendizaje de ella.

En los vídeos anteriores hemos hablado de dos fundamentos de la práctica del mindfulness: el ancla y la postura. Por repasar brevemente:

  • Ancla: Un elemento, físico o no, que nos mantiene fijos en el momento en el que nos encontramos. Este debe de ser sencillo para evitar convertirse en fuente de distracción.
  • Postura: La colocación del cuerpo es muy importante para esta práctica. Para realizarla correctamente los hombros deben de estar abiertos, los brazos relajados y la cabeza erguida, pero no apoyada. Debemos estar relajados, pero no cómodos, para evitar caer dormidos presa de la relajación a la que incita esta práctica.

En el vídeo de hoy vamos a tratar el último fundamento del mindfulness, que no es otro que la propia actividad en sí. A la hora de tomarnos cinco minutos para reconectar y escucharnos a lo largo del día, suelen surgir muchas excusas. Tal vez estemos muy ocupados, tal vez sea más conveniente hacerlo más tarde para no bajar el ritmo, tal vez no nos veamos capaces de hacerlo.

«Yo soy incapaz de meditar»

Con toda seguridad, alguna vez en tu vida habrás escuchado (ya sea de otras personas o, incluso, de ti mismo):

«No medito porque no me puedo concentrar»

– Cualquier persona no-iniciada en el mindfulness

De por sí, partimos de una idea completamente errónea. Mucha gente no se adentra en este fantástico mundo, lleno de atajos hacia el bienestar personal, argumentando que «Se aburren meditando».

En la época que nos ha tocado vivir, el hecho de concentrase en una sola cosa durante un minuto resulta imposible. En plena era de la información, nos encontramos en una enorme trinchera donde estamos constantemente sometidos a un estímulo tras otro.

Nuestro móvil recibe notificaciones constantemente, mientras andamos por la calle se sucede un cartel tras otro, cuando vemos televisión, nos vemos interrumpidos por largas retahílas de anuncios. A cada minuto irrumpe en nuestra un nuevo estímulo.

A día de hoy, nadie es capaz de prestar atención durante demasiado tiempo a una única cosa. La tendencia al trabajo constante, a la multi-tarea y a la sociedad del burn out ha hecho de nosotros seres de cognición frágil.

La Metacognición

Y es precisamente por ello, que entrenar nuestra mente es más importante que nunca. La práctica de meditar no consiste en vaciar la mente, sino en darnos cuenta de cuando estamos distraídos. Es en este momento cuando la figura del ancla, antes mencionada, se hace realmente importante.

Esto es la metacognición. La capacidad de hacerme consciente de mí mismo. De dónde y cómo estoy, aquí y ahora. Y, como todas las habilidades, la metacognición requiere práctica continua para perfeccionarse.

Muy a menudo solemos confundir nuestra mente y nuestros pensamientos. Si tenemos ideas de celos, ya somos celosos. Si tenemos ideas rabiosas, somos rabiosos. Esto no somos nosotros. O no lo seremos en la medida que hagamos algo al respecto.

Los hindúes dicen que «Nos iremos mil veces de nuestros pensamientos, pero que volveremos mil y una vez». No hay frase que defina mejor esta práctica. Y es que, en un mundo que compite y se devora por acaparar nuestra atención, el mayor acto de rebelión es poder hacernos conscientes de hacia donde dirigimos nuestra atención.

Esta práctica es difícil, pero no tenemos ninguna prisa. Lo importante es ir progresivamente haciéndonos conscientes de nosotros mismos, de lo que realmente somos. De ahí, la importancia de convertir la meditación en un hábito. De aprender a dedicar un momento al día a separar nuestra mente y nuestros pensamientos, para evitar vernos atrapados por estos y, en última instancia, desbordados.

El Doctor Paul Pozuelos cierra el vídeo con un nuevo ejercicio de mindfulness, conciso y realizable en cualquier parte, que no requiere de más cosas que de nuestra respiración, así como de nuestro enorme interés en la conciencia propia.

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