La era de la tecnología y la crisis de la falta de atención

Comienza el día escolar y con él los “shhhhh”, los “Andrea, deja trabajar a tu compañero”, los llamados al “¡silencio!” y claro está, las peticiones de “presta atención”. Ser maestro en la era de la información y la tecnología no es fácil.

Estamos viviendo en un mundo bombardeado de información, pantallas, estímulos para todos los sentidos, publicidad que vende felicidad y éxito sin esfuerzo y videojuegos que ofrecen recompensas continuas e inmediatas.

Si te fijas bien, desde que te despiertas y hasta que te acuestas todo lo que te rodea está en una constante lucha por captar tu atención: las preocupaciones por el trabajo, por la familia, la publicidad, tu móvil, las redes sociales, la televisión, la radio, etc. 

Esa lucha constante entre lo que sucede a nuestro alrededor y lo que sucede en nuestro interior (pensamientos) nos obliga a hacer un esfuerzo constante por enfocarnos en lo que realmente queremos o necesitamos y nos deja al final del día con un agotamiento mental indescriptible.

El problema aquí radica en el número de veces que conseguimos ganar esa lucha o, dicho de otra manera, en el número de veces que revisaste tu móvil hoy mientras intentabas sacar adelante tu trabajo… Si esto es el día a día de cualquier adulto, ¿qué podemos esperar entonces de los niños?

Al igual que nosotros, el niño pasa el día intentando prestar atención a pesar del bombardeo de información interna y externa que recibe constantemente: los problemas en casa, el recuerdo de las escenas que vio en la película la noche anterior o de su videojuego favorito, la fantasía de los juegos, sus compañeros hablando, el ruido del colegio… pero se enfrenta a estas distracciones sin los recursos adecuados porque su cerebro está todavía en proceso de desarrollo.

Las habilidades que todo niño necesita desarrollar

Para que un niño pueda concentrarse, prestar atención o controlar sus impulsos, necesita haber desarrollado una serie habilidades mentales conocidas en psicología como las Funciones Ejecutivas. 

Las investigaciones en el campo de la neurociencia del desarrollo muestran que el desarrollo de estas habilidades está estrechamente relacionado con el desarrollo del cerebro y depende tanto de aspectos relacionados con la genética del niño (aquí poco podemos hacer) como de aspectos relacionados con el ambiente en el que crece el niño (aquí sí que tenemos mucho por hacer).

Cuando miran la tele, NO están prestando atención

Muchos padres me dicen «pero cuando está con la tele o con los videojuegos sí puede prestar atención y ¡hasta pasa horas ahí!». 

Esta creencia es muy común y además, muy lógica. Poco sabemos los padres y los maestros acerca de la atención. Sin embargo, gracias a los estudios de la psicología cognitiva, sabemos que prestar atención no es solo «estar atento» (si quieres profundizar un poco en el tema lee este artículo).

Dos tipos diferentes de atención

Para simplificar y que nos quede muy muy claro que cuando los niños están frente a la televisión o jugando con el móvil o con la consola, no están realmente prestando atención, podemos clasificar la atención en dos: la atención intrínseca y la atención extrínseca o, en otras palabras, la atención que prestamos haciendo el esfuerzo de mantenernos atentos (como cuando recibimos una clase o leemos un texto) y la atención que es más pasiva porque es guiada por los estímulos que vienen de fuera (como cuando un niño ve la televisión). 

En este último caso, la atención es más «pasiva» porque es «captada» por los estímulos.

Lo que niños y adultos debemos fortalecer es nuestra capacidad de atención intrínseca, lo que conocemos en psicología como Atención Ejecutiva porque es gracias a esa atención que podemos resolver problemas, planificar, conseguir nuestros objetivos, concentrarnos, aprender y hasta regular nuestras emociones.

No cabe duda entonces que día tras día, los maestros entran en la lucha por captar la atención de sus estudiantes. Una lucha muchas veces condenada al fracaso porque no ofrece la rapidez, la estimulación ni la activación emocional a la que los niños están acostumbrados con la tecnología del siglo XXI.

Está claro que en la era de la tecnología y la información, la atención se ha convertido en el mayor bien mental que tenemos ¡y debemos proteger! Ofrecer a nuestros estudiantes la oportunidad de estimular y fortalecer su capacidad de prestar atención es, desde mi punto de vista, el mejor regalo que les podemos hacer y la mejor huella que podemos dejar en sus vidas.

En el próximo artículo aprenderás por qué un niño necesita fortalecer su capacidad atencional desde los primeros años de vida y no, no es únicamente una razón académica aunque ésta sea ya de por sí una excelente razón ¡Nos vemos en el siguiente post!

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