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Fomentar el autocontrol a través de los sentidos: un paseo por la Alhambra

Ya sea que seamos padres o educadores, casi todas las cosas que nos preocupan en el día a día de los niños tienen que ver con su capacidad de controlar sus impulsos, por ejemplo:

  • Que pueda solucionar los conflictos con sus amigos.
  • Que preste atención en clase.
  • Que pueda manejar adecuadamente la frustración (o en otras palabras que no tengan rabietas cada dos por tres).
  • Que termine sus deberes a pesar de la distracción del mundo (móviles, tele, tablets).

 

Y un largo etcétera, etcétera…


¿Qué necesita un niño para ser capaz de controlar sus reacciones?


Cada vez más los estudios del desarrollo infantil combinados con el uso de técnicas de neuroimagen han conseguido “desentramar” los procesos que se relacionan con la capacidad de autocontrol: cómo se desarrolla y qué podemos hacer para ayudar a fortalecer esta capacidad en los niños.

Dentro de esos procesos que debemos fortalecer para promover el autocontrol en los niños está la capacidad de «darse cuenta».

Ponte a pensar: ¿qué necesitas para controlar un pensamiento, una emoción o una reacción? Primero tienes que darte cuenta, tienes que ser consciente de que algo está sucediendo en el sistema: “el ruido de la calle me está desconcentrando, tengo que enfocarme”, “lo que me está diciendo esta persona no me gusta y me estoy enfadando, mejor me voy a dar un paseo y me calmo”… lo que toda la vida hemos conocido como el “pensar antes de actuar”.


Este «darse cuenta» equivale a lo que en la neurociencia del desarrollo estudiamos como la monitorización, un proceso cognitivo (mental) que hace las veces de escáner constante de lo que está sucediendo en el ambiente y nuestras respuestas ante ello. 

Aunque nosotros como adultos ya tenemos esta capacidad más o menos automatizada, en muchas ocasiones (especialmente si estamos cansados, con hambre o estresados) perdemos el control y reaccionamos de una forma inadecuada.

En el caso de un niño de preescolar esta capacidad hasta ahora se está empezando a desarrollar (y continuará desarrollándose hasta la adolescencia) y por eso, muchas veces les cuesta prestar atención por largos periodos de tiempo, no hacer una pataleta cuando se enfadan o se frustran e incluso no salirse de la raya al colorear…

Como explicábamos en este vídeo, hay estudios que muestran que la capacidad de autocontrol en la infancia se relaciona con el éxito y la satisfacción de las personas durante la vida adulta y por esto ya son muchas las iniciativas que, como Mindset Neuroeducación, buscan fomentar la capacidad de autocontrol y autorregulación a una temprana edad. 

El día que una visita a La Alhambra se convirtió en una actividad para entrenar el músculo del autocontrol

Como investigadora y divulgadora científica voy buscando ejercicios y actividades que nos ayuden a padres y educadores a fomentar la capacidad de autocontrol en la cotidianidad del día a día.

 Pues bien, el pasado domingo tuve el placer de participar en una visita guiada a La Alhambra, organizada por el Patronato de la Alhambra y dirigida especialmente a familias. 

El título de la visita «La Alhambra me suena: sonidos, poemas, música» no es lo que parece: aquello fue un entrenamiento de la capacidad de autocontrol y de la atención disfrazado de una súper visita guiada para niños.


Fonocaptor portátil de sonido


Antes de arrancar, nuestro súper guía y artista Manuel M. Mateo nos entregó la herramienta más importante del paseo (después de nuestros propios sentidos, claro): el «Fonocaptor portátil de sonido». 
La misión de cada niño era muy simple: ir guardando en ese recipiente todos los sonidos que irían escuchando a lo largo del recorrido.


Con este «juego» tan simple, Mateo muy hábilmente preparó a los niños no solamente para escuchar, sino para que pusieran el botón de la consciencia en modo «ON», les preparó para que voluntariamente enfocaran su atención no solamente en lo que veían (que es muy llamativo) sino también en los sonidos que escuchaban. En otras palabras les activo el sistema de «darse cuenta» que les ayudaba a centrarse cuando se distraían. 


Y así arrancamos la visita.


Nuestra segunda estación: una parada en un lugar «tourist-free» donde en silencio, podíamos apreciar los sonidos naturales que viven en la Alhambra: pajaritos, agua, el viento fresco soplando una mañana de invierno… niños y adultos atentos y concentrados, disfrutando de ese momento, en el aquí y el ahora.


Era como una meditación, un momento en el que nos olvidábamos de nuestros pensamientos y nuestra atención abría los oídos para captar hasta el más mínimo sonido. 


Alhambra con niñosAtención a las sensaciones
Ahora es el momento de comenzar el recorrido… 
¿Han escuchado como suenan nuestros pasos? ¿Suena igual cuando vamos por las piedras que por las hojas? ¿Se siente igual?
Ahora la atención no solo está enfocada en el oído, se dirige a los pies, a la sensación que tenemos en el cuerpo, a diferenciar un estímulo de otro… a darnos cuenta cómo se siente… a ser conscientes

Imaginación: ¿cómo era antes?

A nivel cognitivo (mental) el proceso de imaginación pasa por inhibir lo que vemos o escuchamos para visualizar en nuestro pensamiento algo completamente diferente. 

Como explicaba en este vídeo, este proceso mental de inhibición también es parte fundamental durante el juego simbólico cuando los niños transforman su realidad para convertirla, en su imaginación, en mundos mágicos completamente diferentes. 
La Alhambra con niños
 Y en esta visita, además de prestar atención, sentir, escuchar y ser conscientes, también imaginamos… 
¿Cómo era la vida en La Alhambra y en la ciudad de Granada en aquella época?
¿Crees que se escuchaban los mismos sonidos?
¿Que habrá cambiado desde esa época a la nuestra?
Con la misma habilidad con la que captaba nuestra atención, ahora Mateo nos transportaba con la imaginación al pasado y, con un poco de música y de historia, nos ayudaba a recrear en nuestra mente la vida en La Alhambra hace más cinco siglos.


Escucha dicótica: el agua en La Alhambra


El agua es protagonista en La Alhambra, fuentes naturales y artificiales regalan a los visitantes la tranquilidad de su sonido. 


La Alhambra con niñosEstas fuentes pequeñas, estaban originalmente en La Alhambra y su sonido imita aquel de una fuente natural de agua y por eso no es un sonido muy alto. A su lado tenemos las fuentes «de chorro alto» que captan toda nuestra atención.


Al estar tan cerca de las fuentes «de chorro alto» tenemos que practicar lo que en psicología cognitiva conocemos como la escucha dicótica porque tenemos diferentes sonidos en cada oído, ¿a cuál le prestamos atención? Los niños se acercan a la fuente pequeña y hacemos silencio… ¿puedes escuchar como emana el agua en esta silenciosa fuente?


Cuando guardamos silencio y dirigimos con mucho esfuerzo nuestra atención a la fuente pequeña ¡lo conseguimos! Sin tener que apagar a otra fuente, solo con el poder de nuestra atención hemos conseguido inhibir los demás sonidos y escuchar el hermoso sonido del agua que emana «a borbotones» como bien apunta Mateo.


Tras una larga caminata en la que escuchamos poemas, canciones, sonidos de la naturaleza, historia y hasta olemos los aromas de este monumento, patrimonio de la humanidad, llegamos al cierre de la visita.


Ahora Mateo capta muy hábilmente la atención de pequeños y grandes con su talento musical y su conocimiento. Nos enseña una gran variedad de instrumentos, muchos que no conocemos, nos explica su historia, su uso y escuchamos la música de su instrumento favorito: «Marianico el chorrojumo bailaor».
Visita guiada a la Alhambra con niños

Así de fácil podemos convertir una visita al campo en un ejercicio para entrenar la atención y el control de los impulsos

Muchas veces nos parece que estimular el desarrollo neurocognitivo de nuestros hijos es algo súper complicado y que sólo los profesionales pueden hacer. 

Nuestro objetivo en Mindset Neuroeducación es precisamente lo contrario: queremos darte el conocimiento y las herramientas para que hasta con las más sencillas y pequeñas interacciones promuevas el desarrollo de capacidades como el autocontrol o la atención, capacidades que tendrán un impacto positivo en la vida de los niños. 


Así que la próxima vez que visites el campo con los niños pon en práctica estas sencillas técnicas:
Pídeles que presten atención a cosas que normalmente pasamos por alto: de esta forma estás haciendo que constantemente, a lo largo del recorrido, dirijan conscientemente y con un poco de esfuerzo su atención hacia esos estímulos, inhibiendo el resto de estímulos que les distraen. 

La red de atención ejecutiva del cerebro que se está activando en ese momento es la misma que se activará cuando tenga que prestar atención en clase.


Crea con ellos universos paralelos: has ejercicios que incentiven su creatividad o simplemente déjales un buen rato al aire libre… ellos mismos se encargarán de ejercitar el músculo de la creatividad y en menos de dos minutos estarán inventando con su talento natural. 


Trabaja con los sentidos: a través de preguntas invítales a que huelan, sientan, degusten, escuchen y observen. Aprovecha estos momentos para entrenar la capacidad de estar en el «aquí y el ahora». 


Compara: ¿cuál árbol es más grande? ¿en qué se diferencia esta hoja de esta otra? ¿por qué algunos animales vuelan y otros no? con preguntas tan sencillas como estas les ayudas a razonar, a observar detalles y comparar. 
 
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