Hoy te contaré acerca de la regulación emocional. Te enseñaré un modelo que ayudará a comprender mejor cómo surge una emoción y cómo podemos hacer para regularla.
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Con este modelo podrás comprender mejor por qué es fundamental el entrenamiento de la atención y la practica del mindfulness.
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Recuerda, en los momentos difíciles nuestra mente TIENE QUE SER NUESTRA ALIADA, no nuestra enemiga.
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Aquí tienes el video para la practica corta de mindfulness en el sonido.
https://www.youtube.com/watch?v=xDX9TY8nmlg&t=1s
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Resumen del video
Llevamos cuatro días de confinamiento y, sin lugar a dudas, se nos han hecho similares a varias semanas. Esta situación nos abruma y provoca que nos desborden nuestras emociones. La regulación emcocional siempre ha sido muy importante para saber entendernos a nosotros mismos. Ahora, se ha vuelto más aún para sobrellevar ests acontecimientos.
Lo que nunca nos han explicado es que la clave para la regulación emocional reside en el fortalecimiento de la atención. Siempre nos han dicho en casa, en el colegio, en cualquier parte que debemos de prestar atención, pero nunca nos han especificado el por qué.
Las puertas de la mente
Y es que la atención constituye la puerta de nuestra mente. Todo a lo que prestemos atención será pensado, posteriormente, por nosotros. Por ello es importante entrenar la atención para poder ser selectivos y dedicarle pensamientos solo a aquello que es importante.
Para explicar esta noción, el doctor Paul Pozuelos nos explica el modelo de J. Gross, extraído del Manual de Regulación Emocional de este mismo autor. Este modelo explica la manifestación de una emoción a través de un proceso que pasa por los siguientes pasos:
- Situación
- Atención
- Evaluación
- Regulación Emocional
Modelo de Regulación Emocional
De acuerdo a este modelo, la Situación son los diversos acontecimientos que tienen lugar a nuestro alrededor. Nuestra atención es limitada y se centrará en un número finito de estos acontecimientos. El problema es cuando nuestra necesidad de estar alerta y de prepararnos para todos los peligros que nos rodean hacen que prestemos atención a más elementos de los que somos capaces.
Nuestra atención debe de centrarse solo en lo que sea pertinente, puesto que es la puerta por la que la situación se plasma en nuestros pensamientos. Cualquier pensamiento nos va a suponer un gasto de energía, pero si este carece de solución, si no tenemos poder sobre ello, nos consumirá más de lo habitual.
El proceso de evaluación son los pensamientos que le dedicamos a cualquier cosa a la que prestemos atención. El resultado de este proceso es una respuesta emocional. Esta puede ser favorable o desfavorable, pero va a tener una repercusión sobre nosotros y sobre nuestra estado anímico.
Cuando sobrepensamos una situación, dándole vuelta tras vuelta a algo que carece de solución por nuestra parte, estamos rumiando. Rumiar no tiene ningún tipo de utilidad práctica y nos desgasta.
La captura de nuestra atención
Rumiar es preocuparnos sin sentido. Las preocupaciones tienen el poder de capturar nuestra valiosa atención y de emprender un camino que deriva directamente hacia nuestras emociones. Este es el poder que le damos a lo que ocurre a nuestro alrededor, injustificadamente.
Hasta ahora, nuestra técnica era cambiar el foco de atención. Combatíamos el exceso de pensamiento yendo a pasear, a alguna tienda o a cualquier otra cosa que hiciese que nuestra atención se desviase y nos olvidásemos de aquello que nos perturbaba. Debido a la situación actual, esto ha dejado de ser una opción.
Ahora, encerrados en nuestras casas, estamos a merced de nuestros pensamientos (o eso es lo que creemos). La única arma que nos queda contra los pensamientos recurrentes e intrusivos es el entrenamiento de nuestra atención, su desvío hacia solamente aquello que tenga significado.
El doctor Paul Pozuelos finaliza este vídeo con un breve y sencillo ejercicio de mindfulness basado en la atención consciente en el sonido. Este puede constituir un buen comienzo para entrenar nuestra atención y, sobre todo, para regular correctamente nuestras emociones, tal como merecemos tratarnos.