Ayer sucitó mucho interés y también muchas dudas el tema del proceso de aprendizaje de la lecutoescritura en los niños, así que aquí les doy una explicación más detallada 🙂
Resumen del vídeo
En el vídeo de hoy, la doctora Lina Cómbita viene a hablarnos acerca de la educación que debemos darle a nuestros hijos. Más concretamente a alertarnos acerca de cómo educar a nuestros hijos se ha convertido en una carrera competitiva.
Muchos estudios realizados en niños avalan un hecho que debería de ser indiscutible: los niños deben de jugar. Aunque algunos no lo creamos, eso es algo que algunos no conciben. Así, desde edades sumamente tempranas empujamos a nuestros niños a que aprendan a hacer cálculos, juegos de memoria, escuchen pasivamente idiomas o,en este caso, aprendan cuanto antes a leer.
De este modo, descuidamos el juego de los niños, que es su principal medio a través del cual descubren el mundo. Jugando desarrollan su imaginación y dan cabida a los tipos de inteligencia que van a predominar en su pensamiento.
No nos confundamos. Que el niño aprenda a leer es importante, pero no por ello imprescindible desde temprano. El sistema educativo vigente está concebido para que aprendan a leer en torno a los 6 años. Tarde o temprano van a aprender esta habilidad, por lo que no hay tanta prisa como muchos creemos.
Por otro lado, esto no significa que debamos de privarles de que desarrollen este hábito. La clave está en que si el niño empieza a desarrollar interés pos las letras, intenta memorizar el alfabeto, hace el ademán de lectura de un libro o revista, … no detenerlo, porque esto es un juego para él; por tanto, su manera de descubrir el mundo por medio de la curiosidad.
No se trata de forzarlo. Se trata de darle libertad y animarle sólo en caso de que muestre interés. Para ello, elementos como que el niño vea que sus padrees suelen leer en casa o el mero hecho de que haya libros en el hogar; serán los que le impulsen hacia este hábito.
Sobre todo, se trata de no dejarse llevar por la presión que impone el sistema educativo y tener en cuenta que cada niño tiene sus propios ritmos de aprendizaje.